Era una mujer menuda, no muy alta, de tez blanca. La recuerdan muy activa, iba de un lado a otro cuando salía de la Diócesis de San Cristóbal, pero días antes del alzamiento guerrillero se le perdió la pista. Fue identificada como Jeanine Archibaum. Comenzó a llamar la atención de la inteligencia militar porque solía viajar por la zona de los Altos de Chiapas en un viejo Volkswagen blanco. El 15 de diciembre de 1993 se despidió de Amilcar Pinto Kanter, un conocido ganadero de la región, a quien le dijo que su misión había terminado. La “guerra estaba próxima” y saldría del país. Jamás se le volvió a ver.